Nosotras bailamos con la fea, se nos tildó de mala manera, nos comimos muchas cosas. Muchas veces teníamos que aguantar las burlas de los hombres, que el cambio de las camisetas, que si una jugadora era muy buena no era mujer es hombre, que éramos marimachos
un montón de situaciones y de humillaciones que nosotras nos ganamos para valga la redundancia- ganarnos el respeto y un lugar en el deporte nacional. Y sin ser altanera ni nada, nosotras fuimos las que abrimos camino para que el fútbol femenino fuera tomado en cuenta, para que se viera de mejor manera.