Refiriéndose en 1968 a la Escuela de Poesía de Nueva York, a la que suele ir asociado su nombre, John Ashbery decía que lo propio de los poetas supuestamente adscritos a ella sería ostentar un programa basado en “la ausencia de cualquier programa”. “Supongo que esto equivale a no planificar el poema de antemano”, añadía, “a dejar que siga su camino, a vivir en un estado de permanente alerta y a estar preparado para cambiar de opinión si las circunstancias así lo exigen”. Y se acordaba Ashbery de las palabras con que Henri Michaux aludía al surrealismo (“la grande permission”) para concluir: “La gran licencia es, según creo, una definición de poesía tan buena como cualquier otra, y, en cualquier caso, es la definición que a mí me interesa destacar”. Esta definición explica por qué, en su prólogo a este volumen, Gonzalo Torné dice de los textos reunidos en él que suponen un poderoso antídoto contra los sueños de la vanguardia y el dogmatismo a que tantas veces dan lugar, “un contraveneno que procede además de quien pasa por ser el más original e imprevisible de los poetas estadounidenses”.
John Ashbery, considerado hace ya mucho como un clásico vivo, reflexiona aquí sobre su propia poesía y la de algunos de sus maestros y contemporáneos. Marianne Moore y Elizabeth Bishop, Robert Duncan, Frank O’Hara, James Schuyler, Robert Creeley y Charles Tomlinson, A. R. Ammons y John Wheelwright son algunos de los nombres que desfilan por estas páginas, que incluyen también significativos asomos a “otras vanguardias”, encarnadas por escritores como Raymond Roussel y Pierre Reverdy, Jorge Luis Borges e Italo Calvino.
John Ashbery nació en Rochester, Nueva York, en 1927, y se crió en la granja de su padre en Sodus, en el mismo estado. Licenciado en letras por las universidades de Harvard y de Columbia, en 1955 viajó con una beca Fulbright a Francia, donde residió hasta 1965, trabajando principalmente como crítico de arte, tarea que ha desempeñado durante buena parte de su vida. Él mismo ha contado su sorpresa cuando, a su regreso a Estados Unidos, se enteró de que el grupo de poetas que frecuentaba antes de su partida era conocido como Escuela de Poesía de Nueva York. Con el tiempo, el propio Ashbery ha sido señalado como el máximo exponente de esta escuela, a la que pertenecen también eminentes poetas como Kenneth Koch, Frank O’Hara, James Schuyler, Barbara Guest y Kenward Elmslie. Autor de más de una veintena de libros de poesía, la consagración le llegó de la mano de Autorretrato en espejo convexo, de 1975, por el que obtuvo el Premio Pulitzer, el National Book Award y el National Critics Circle Award. Posteriormente ha sido distinguido con otros muchos galardones, nacionales e internacionales, y en la actualidad pasa por ser el mayor poeta estadounidense vivo. Además de poesía, Ashbery ha escrito teatro y, en colaboración con James Schuyler, una novela, A Nest of Ninnies.
La gran licencia
John Ashbery
Selección, prólogo y traducción de Gonzalo Torné
Edición al cuidado de Ignacio Echevarría
2013, 190 páginas
ISBN:978-954-314-211-2